miércoles, 12 de marzo de 2014

FIDELIDAD. BLAS DE OTERO.

Creo en el hombre. He visto 
espaldas astilladas a trallazos, 
almas cegadas avanzando a brincos 
(españas a caballo 
del dolor y del hambre). Y he creído. 
Creo en la paz. He visto 
altas estrellas, llameantes ámbitos 
amanecientes, incendiando ríos 
hondos, caudal humano 
hacia otra luz: he visto y he creído. 
Creo en ti, patria. Digo 
lo que he visto: relámpagos 
de rabia, amor en frío, y un cuchillo 
chillando, haciéndose pedazos 
de pan: aunque hoy hay sólo sombra, he visto
y he creído.






RESUMEN


   Blas de Otero, a través de este poema, explica cómo, después de todo el sufrimiento que ha causado el hombre, sigue creyendo en él. Además cree en la paz, que arroja luz a la oscuridad causada por el ser humano. Cree también en la patria.



TEMA

   La esperanza más allá de la oscuridad.



ESTRUCTURA

   El poema que se nos presenta está basado en el recurso literario de la anáfora y, también, el paralelismo. A través de uno o varios elementos el poeta introduce distintas ideas, avanzando hacia el final de la composición. Así encontramos tres partes bien diferenciadas, cada una empezando con la palabra creo, siempre la oración con la misma estructura sintáctica (paralelismo). Además, también aparece otra anáfora con "he visto, he creído", que en la primera parte se encuentra una oración al principio y otra al final, en las otras dos, al final, juntas las dos ideas.
   A través de estas figuras de anáfora y paralelismo, el poeta intenta incidir sobre la idea que repite, los "creo; he visto he creído" son la idea fundamental sobre la que se basa el resto, remarcando a través de esto cómo, aun viendo todo el mal, ha seguido creyendo y teniendo esperanza (en el hombre, la paz, la patria).
    Además, esto dota al poema de cierto ritmo y musicalidad a pesar de la ausencia de rima, estrofas y versos de igual medida.


COMENTARIO

   El texto a comentar se trata de un poema  cuyo autor es Blas de Otero, literato español del siglo XX. Se trata, por tanto de un texto literario lírico. La información se introduce a través de la descripción (almas cegadas avanzando a brincos) y mediante el discurso del yo poético. Mediante este fragmento, Otero pretende trasmitir su confianza en el hombre, en la sociedad, a pesar de los daños que ha causado; piensa que aún hay esperanzas.

   En cuanto al tema, es muy característico de la época, compartido por autores de la generación del 98, surgido debido a la crisis tras el desastre en Cuba y el fracaso del sistema político. Sin embargo, encontramos un rasgo novedoso: la esperanza. A pesar de todo lo malo por lo que pasa la sociedad, Blas de Otero aún se muestra optimista.
   La estructura se basa en la repetición constante de elementos, siendo eficaz a la hora de hacer hincapié en el tema, en la confianza del autor en los tres aspectos relacionados con el hombre.
   Al tratarse de un poema, el contenido del mismo debe adaptarse a su breve extensión, por lo que se encuentra muy condensado, aunque realmente lo que hace Otero es desarrollar el tema apoyándose en distintos hechos.

   El poema se fundamenta, como ya hemos dicho, en la repetición de elementos, en la anáfora y, sobre todo, en el paralelismo (Creo en el hombre/ Creo en la paz/ Creo en ti, patria), con los que el autor podría querer trasmitir su creencia verdadera en estos aspectos, recalcándolos así mediante dichas figuras. También aparece la metonimia ("españas a caballo/ del dolor y del hambre), expresando la idea de, no tan solo personas hundidas en la miseria, sino la propia España. Además, observamos la personificación (un cuchillo gritando), la sinestesia (amor en frío) o la metáfora (almas cegadas avanzando a brincos). El autor pretende exponer gran cantidad de pensamientos y emociones en tan solo 16 versos, por lo que los condensa mediante los recursos retóricos que hemos nombrado.

   El tono que adopta Otero es reflexivo y serio, formal. El estilo es repetitivo aunque no pedante, ya que se trata de una breve extensión. A través de esta repetición dota al poema de cierto ritmo.

   Blas de Otero se dispone a trasmitirnos su esperanza, a hacernos creer que aún podemos confiar en la sociedad, en el hombre. Es, realmente, un poema que nos hace reflexionar sobre todo esto, que nos hace comprender que tras todo lo malo siempre habrá algo bueno.

   La confianza en el ser humano es un tema que ha sido tratado a lo largo de la historia. En el siglo XVIII, época de los descubrimientos, se pensaba en el conocimiento del hombre como algo infinito, imparable y poderoso. Era el siglo de la razón y esta no tenía límites. Sin embargo, poco a poco esta creencia ha ido perdiendo credibilidad. No hay más que visualizar la situación actual. En momentos de crisis siempre vemos la realidad de forma más pesimista y, en muchas ocasiones, acertada. La confianza en el hombre y su capacidad es ahora ínfima. Que nuestra capacidad tiene límites es algo que se nos presenta con total evidencia, como diría Descartes, y es la triste realidad que no supieron ver nuestros homólogos de la época del filósofo. Aun así, sumidos en el pesimismo debemos saber ver el lado bueno de las cosas, porque no todo va a ser malo. Debemos conocer nuestras capacidades y saber aprovecharlas, saber explotarlas y usarlas para beneficiarnos. Todos tenemos cualidades que nos hacen especiales y nos diferencian de los demás, y eso es lo que debemos aprender a sacar a la luz.
   El poema de Blas de Otero presenta una situación, una idea similar a la de su coetáneo Antonio Machado en su composición "El mañana efímero (España de charanga y pandereta)", donde se ataca a la sociedad religiosa y superficial que se queda con lo material, con cosas de poca importancia. Una sociedad despreocupada por el futuro de un país que en ese momento se encontraba en un profundo bache ideológico, educativo y político. Aunque, al final del poema, Machado muestra un atisbo de esperanza, confiando en aquella minoría a la que sí le inquieta esta situación.

   Siguiendo los rasgos característicos de su época, Blas de Otero nos presenta su concepción pesimista del ser humano, aunque con un rasgo diferenciador: a pesar de todo lo malo de la sociedad y de la patria, sigue creyendo en ellas, tiene esperanzas.
   
   

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