jueves, 20 de febrero de 2014

Del Amor y del Odio. Rosa Montero.

1. RESUMEN DEL TEXTO.   A través de una anécdota, Rosa Montero introduce una de las ideas del texto, el hecho de que simbolizamos aquello que la gente proyecta sobre nosotros. De esta misma forma, todos proyectamos ideas sobre otras personas, dando salida a nuestras emociones que enturbian nuestras relaciones. Necesitamos a los demás, a los que odiamos y a los que queremos.
   Según la autora, nos relacionamos de dos formas: hay personas que se sienten culpable de todo, y otras que creen que la vida está en deuda con ellas. Aunque generalmente buscamos el punto medio.
   La crisis actual nos afecta gravemente en cuanto a relaciones con los demás. Nos hace mostrar más claramente nuestra forma de ser.
   Como conclusión, Rosa Montero expone que los humanos solo somos juguetes del destino y que lo que debemos hacer es aprender a responder correctamente a aquello que se nos presenta.


2. TEMA DEL TEXTO.   "La imprevisibilidad en el ámbito de las (necesarias) relaciones humanas".

3. ESTRUCTURA Y DISTRIBUCIÓN DE LAS IDEAS.   Nos encontramos frente a una columna-texto periodístico de opinión- publicada por Rosa Montero en el periódico El País, donde es habitual. Es argumentativo al presentar una tesis que defiende mediante la fundamentación a través de diferentes razonamientos.
   Podemos observar cómo la autora introduce la idea principal a través de una anécdota en el primer párrafo, seguida de su correspondiente argumentación para, posteriormente, recuperarla en el último párrafo, cerrando así la argumentación. Por tanto, tenemos tres partes claramente diferenciadas.
   La primera parte ocuparía el primer párrafo, donde, como ya hemos dicho, se introduce el tema a través de una anécdota personal de Rosa Montero, ejemplificándola en dicha anécdota al mismo tiempo. Además de la idea principal, presenta esta parte otras secundarias:
"simbolizamos aquello que los demás proyectan sobre nosotros", "amor y odio arbitrarios se contrarrestan", es decir, además de aquellas personas que nos odian habrá otras tantas que nos tengan estima sin razón alguna.
   La segunda parte es algo más extensa, extendiéndose hasta el cuarto párrafo inclusive. Es la argumentación propiamente dicha, el cuerpo del texto, donde la autora expone una serie de situaciones, ejemplos e ideas cuya función será reforzar y dar sentido a la tesis que defiende.
   En el primer párrafo continúa con la línea argumentativa que inicia en el anterior. A partir de esta primera anécdota, extrae otras ideas: "proyección de las fobias como medio de escape para las emociones más oscuras". Esto es necesario para la relación con nuestros semejantes, algo completamente necesario para el ser humano. Aunque lo hacemos de forma confusa, que es la tercera idea de este párrafo: "confusión a la hora de relacionarnos".
   En el segundo párrafo, expone los dos tipos de relación según su parecer. Estos son: creer que estamos en deuda con el mundo y que todo es culpa nuestra o, por el contrario, pensar que el mundo está en deuda con nosotros. Generalmente, nos encontramos en un punto medio.
   En el tercer y último párrafo de la argumentación podemos observar una clara idea principal, en relación a las del párrafo anterior: "exageración de nuestras tendencias naturales en tiempos difíciles". Tanto si nuestra autoestima es casi inexistente como si nos queremos demasiado, cuando pasamos por una mala situación como la crisis actual esto hace que exacerbemos nuestra postura.
   En la parte final recupera el tema que introduce en el primer párrafo de forma anecdótica. Así cierra Rosa Montero su argumentación. Las ideas secundarias presentes, que ayudan a la conclusión de la principal, serían:
"capacidad de responder a aquello que nos sucede" "necesidad de encauzar nuestra estima personal para así saber sacarle partido".
   A partir de toda una argumentación, aclara la autora aquello que quiere expresar, además de fundamentarlo y darle sentido. No debemos olvidar, por tanto, que es un texto argumentativo y que sin argumentos carecería de su función principal, que es la de expresar una opinión y razonarla.
 

   


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